sábado, 19 de noviembre de 2011

Cuando estas a favor de la solución





Cuando estamos experimentando alguna situación que nos desagrada o que nos causa sufrimiento, sentimos una gran necesidad de expulsarla de nuestra vida.

En estas situaciones, por lo general, mantenemos un diálogo interior que oscila entre la rabia, la angustia, la desesperación, la vergüenza, la impotencia, el miedo y el deseo de que todo eso desaparezca para siempre de nuestra vista, porque no queresmo verlo. El universo que se encuentra a nuestra entera disposición y que nos da lo que nosotros le pedimos, nos ofrece justamente este resultado, dejamos de ver claro. Nuestra pérdida de visión no solo disminuye la visualización de las alternativas existentes, sino que además, afectamos la calidad de nuestra visión óptica debido a la resistencia a ver o experimentar alguna situación  desagradable, como lo estudió el médico oftalmólogo Williams Horatio.  ¡Así de poderoso somos!

Cuando nos avocamos a resistir alguna situación cerramos las posibilidades de salida y nos rodeamos de otra infinidad de inconvenientes. Podemos generarnos varios tipos de malestares, como dolores de cabeza, dolores de cuerpo, mal dormir, estado nervioso alterado y tantos otros que ya sabemos, porque todos en mayor o menor grado, hemos pasado por esta situación en algún momento de nuestra vida.

La cosecha de malestares nos está señalando que este camino puede ser no recomendado cuando de cambiar alguna situación se trata, por no decir que es el menos indicado. Desear que la situación desaparezca, en realidad es un camino estéril, inútil, agotador y dañino. Cualquier pensamiento, sentimiento y emoción que nos genere malestar no nos lleva muy lejos. Te invito a observar la situación desagradable de otra manera y mira lo que sucede.

Por ejemplo, si estas en medio de la escasez, puedes dejar de mirar por un pequeño momento tus cuentas, deudas y compromisos pendientes, para darte un espacio para ti. Puedes sentarte cómodamente en una silla para acompañarte, para comprenderte, para hacerte un cariño, para abrazarte en medio de la escasez, para perdonarte por llevarte allí y para desearte salir de eso con todo tu corazón. Comprobarás que te llenas de paz, porque comprenderás que no está sucediendo nada terrible y te sentirás mas tranquilo, porque has dejado de estar en contra de tu escasez y has enfocado tu mirada hacia la abundancia. Al estar a favor de la abundancia comenzarás a visualizar las salidas. Puedes demorar un tiempo en aclararte, pero sin duda lo lograrás.

Si estás en medio de cualquier situación desagradable o dolorosa, puedes darte el espacio para dejar de enfocarte en la oscuridad de tu problema, activa la claridad y observa las nuevas posibilidades que son tantas y tan variadas.

Es importante aceptarte tal como estas ahora, amarte así, en esa condición, comprendiendo que nada malo está sucediendo contigo, comprendiendo que solo estás experimentando una nueva experiencia que quizás nunca viviste antes o que quizás ya has vivido muchas veces, pero que puedes abandonar ahora si así lo decides. Es tan importante que te abraces con ternura, así como abrazarías a un hijo que llega a casa con alguna pena profunda.

Si estás enfermo, aunque sea gravemente, abrázate enfermo, reposa tu cuerpo, acepta tu enfermedad, descansa y comienza a respirar la salud, absorbe la salud, invoca la salud, llénate de salud. Lleva luz, oxigeno y vida al órgano de tu cuerpo que está enfermo y sentirás alivio. Si te mantienes allí por un tiempo, pronto te sentirás mucho mejor y dispondrás al universo para que te ayude a encontrar la terapia, las medicinas y todos los medios más adecuados y disponibles para ayudarte. Deja de estar dolido y en contra de tu enfermedad sintiéndote una víctima impotente y deja de alimentarla sintiendo lastima de ti.

Si no sabes cómo resolver cualquier situación complicada de trabajo, de relaciones o de lo que sea, deja de estar en contra de eso. Acepta que lo estás viviendo tal cual está ahora mismo para ablandar alguna parte de ti. Acepta que puedes reponerte y celebra la llegada de un nuevo entendimiento, de un nuevo enfoque. Comienza a respirar la claridad para resolver, la inteligencia, la fortaleza, la nueva visión y las nuevas posibilidades.

No conviene estar en contra de nada. No conviene hacer campañas en contra de lo que queremos cambiar, pero sí conviene hacer campañas a favor de la solucion. No conviene estar en contra de la guerra o la violencia, pero sí conviene estar a favor de la paz. No conviene estar en contra de la situación que tú mismo has creado, pero sí conviene reconocerla para sanarla. No conviene recrear el mismo problema una y mil veces, pero sí conviene visualizar las salidas. No conviene mirar lo que nos desagrada, pero sí conviene descubrir lo que nos agrada.

A veces nos tratamos tan duramente, que lejos de ayudarnos, nos hacemos mucho daño. Cada vez que nos reclamamos algo, que nos avergonzamos por estar donde estamos, que nos sentimos culpables o indefensos, estamos alimentando la misma situación. Si dejamos que la luz entre al problema este se puede resolver rápidamente.

OSHO describe esto tan bellamente con las siguientes palabras; “La oscuridad es la ausencia de luz. Tu no haces nada directamente con la oscuridad ¿no es así? No puedes empujarla hacia afuera. No hay manera posible de hacer algún arreglo para que desaparezca la oscuridad. Tienes que hacer algo con la luz. Puedes seguir luchando con esa oscuridad toda tu vida y no tendrás éxito, pero tan solo una vela pequeña es suficiente para disiparla”.

Comprendo que puedes tener esta información clara a nivel intelectual, pero tendrás que dar un paso más para resolverlo, porque luego tu mente comenzará a jugar su papel protagónico de negarse a la nueva mirada. Puedes hablar con tu mente, decirle que la comprendes, pero que estás dispuesto a intentar una nueva manera de resolver la situación. Tampoco es necesario estar en contra de ella, tu mente puede pensar lo que quiera, solo es un manojo de ideas almacenadas con el tiempo. Tú puedes intentarlo aunque a ella no le parezca adecuado.

Patricia González
Tu coach para realizar los cambios que deseas

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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Y si dejamos de sufrir



Hemos vivido muchas de nuestras experiencias sufriendo, a veces, sufriendo mucho, demasiado.

El que no ha estudiado en la educación formal sufre por ello y anhela que sus hijos puedan hacerlo para evitarles la inmensa cantidad de inconvenientes que ellos han tenido en su vida a causa de esa condición. Los que están estudiando a veces sufren porque sus padres están haciendo un gran esfuerzo y desean salir muy pronto para poder ser titulados y cumplir con sus expectativas.  Los que ya se han titulado pueden sufrir porque no encuentran trabajo o porque han tenido que trabajar en algo que no se relaciona con lo que estudiaron. Los que ya están trabajando pueden sufrir por que sus salarios no son suficientes o sufren por el trato que reciben de sus colegas  o jefes. Los que no tienen trabajo sufren porque no lo tienen y los que trabajan sufren porque quisieran tener un  premio y no volver nunca más a sus lugares de trabajo. Algunos sufren porque ya no quieren su trabajo dependiente y quisieran encontrar una actividad independiente y mejor remunerada.

Los que están solos sufren porque no encuentran pareja. Los que tienen pareja sufren porque no es lo que querían. Los que estando casados y quieren separase sufren porque no se atreven. Los que perdieron su pareja sufren por quedarse solos. Los que no tienen hijos sufren por no poder tenerlos. Los que tienen hijos sufren porque no pueden darle todo lo que quisieran o porque tienen problemas con sus conductas. Los que les dan todo a los hijos sufren porque ellos no la han agradecido. Los que son abandonados por sus hijos sufren por su desprecio. Los que no han tenido a su padre sufren por haber crecido solos y desamparados. Los que han tenido padres abusivos sufren por el daño causado.

Los que son pobres sufren por no tener más. Algunos ricos sufren por no tener amor. Algunos que tienen amor sufren porque no tienen dinero.  Algunos que tienen mucho dinero lo darían todo a cambio de la felicidad. Algunos pobres creerían ser felices si fueran ricos. Algunos pobres son felices en su pobreza porque los ricos son malos. Algunos pobres sufren su pobreza creyendo que no pueden optar por cambiar su condición.

Los enfermos sufren por sus dolencias. Algunos que están completamente sanos sufren de vicios para olvidar sus pasados dolorosos. Los que son impedidos sufren por serlo. Algunos estando completamente sanos sufren porque creen estar impedidos. Algunos estando completamente libres creen ser esclavos de ciertas circunstancias.  Algunos estando completamente sanos sufren porque creen estar enfermos.

¡Que locura¡

Si estamos disponibles para sufrir y seguir sufriendo, tenemos todos estos ejemplos y mucho más.  Pero ¿qué razón tenemos para ello? Ninguna.

Hemos estado tan acostumbrados a sufrir, que hemos confundido el sufrimiento con una virtud. Nos parece que mientras más sufrimos mas apoyo recibiremos y nos sentimos mas unidos en el dolor que en ninguna otra circunstancia. Hemos aceptado sufrir por miles de razones que no merecemos.

Por eones de tiempo hemos vivido todo esto y aun mucho más, miles de situaciones que ahora nos parecen inimaginables. Cada cual ha tenido lo suyo y cada cual ha salido adelante como ha podido. Hemos vivido en el escenario de la tragedia y hemos participado en muchas y variadas películas. El caso es que ninguna de esas películas es la verdad. La verdad se encuentra por sobre todo esto.

En estos hermosos tiempos podemos elevar la mirada, elevar nuestra conciencia y comprender que todo el juego puede terminar al comprender que nuestras historias de sufrimiento no corresponden a lo que somos.
Si tomas tu película y utilizas un filtro que no deje pasar el miedo, el sufrimiento y el drama, puedes ver lo te queda. Te quedas con una situación neutra, con todas las posibilidades en la mano, con la alternativa de elegir un nuevo desenlace solo por la dicha de experimentar.

El que no estudió antes puede hacerlo ahora. Los hijos tienen más acceso a los estudios formales   porque lo hemos ido consiguiendo entre todos y podemos avanzar mucho mas elevando la calidad de la educación. Puedes crearte el trabajo que nececitas, si amas lo que haces serás inmensamente dichoso y muy bien recompensado, nunca te faltará. Si comprendes que nadie te puede hacer sufrir porque eres invulnerable, jamás tendrás problemas con nadie y serás grandemente estimado por los demás y te buscarán para que trabajes con ellos. El  amor de pareja puede triunfar si existe la voluntad y si no fuera posible, tendrás la dicha de volver a intentarlo nuevamente con más decisión aun. Si no tiene hijos los puedes tener si lo deseas. Si tienes hijos y los amas y honras, jamás tendrás problemas con ellos y crecerán en armonía. Si has tenido vivencias doloras de infancia las puedes olvidar y crearte una nueva vida ahora. Los enfermos no son indefensos, ellos pueden sanarse a si mismos, solo hace falta amarse mucho.

El universo nos da tantas posibilidades para crear, para manifestar y encontrar los recursos que necesitamos, que sufrir por no encontrarlos está demás. Mejor es invocarlos para verlos.

Ya es hora de entender que no es necesario seguir creando mas desgracias. Podemos dar un punto final, podemos todos unidos en una mente colectiva tener una  nueva conciencia que limpie todo nuestro pasado y hacer una nueva vida.

Todos anhelamos volver a casa y no podremos entrar allí cargados de dolor y sufrimiento. Todos los que han llegado allí, han tenido que abandonarlos en algún momento.  No es posible que las puertas del cielo se abran para los que aun están cargados y cansados, eso no existe allí.

Patricia Gonzalez.
Tu Coach para realizar los cambios que deseas:  patricia@yovivo.cl

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viernes, 4 de noviembre de 2011

Si necesitas un cambio



Muchas veces hemos reconocido la necesidad de hacer un cambio en nuestra vida. Hay algunas situaciones de cambio que podemos abordarlas con cierta soltura, llevándolas a cabo sin problemas y casi sin darnos cuenta, como cuando advertimos que es necesario cambiar un par de zapatos. Sin embargo, hay otras ocasiones en que el anhelo por el cambio se mantiene a la espera, muchas veces, una larga espera que nos ahoga por dentro. Este anhelo postergado nos angustia porque no nos sentimos preparados para dar el salto a lo nuevo y entonces, el inmenso deseo del cambio se transforma en un largo y doloroso parto.

Cuando dilatamos un cambio, podemos reconocer que justamente no nos sentimos capaces para hacerlo. Esto no significa que no estemos habilitados para hacerlo. Siempre estamos habilitados, aunque nos cueste creerlo. Estamos capacitados para hacer cosas que parecen imposibles. Seguramente por eso nos emocionamos tanto cuando vemos alguna persona que ha conseguido algún logro que a simple vista parecía tan difícil de alcanzar y en ese momento nos llenamos de una profunda inspiración, que generalmente solo nos dura unos minutos, quizás un par de horas, para luego quedarnos empantanados allí mismo donde estábamos anteriormente.

Mientras estamos inspirados parece que todo fuera tan fácil, sencillo y natural y lo es. Lo único que sucede es que estamos habituados a una cierta zona de comodidad que nos acoge y nos recibe de vuelta, aunque esa no sea la condición más adecuada y feliz para nosotros. Volvemos allí porque la conocemos, nos manejamos con ella, sabemos como es y sabemos como movernos dentro de sus condiciones. En cambio, la inspiración nos lleva a terreno desconocido, donde jamás hemos estado, donde no sabemos nada de nada, donde existe la posibilidad incierta de ser mas felices. Ser mas felices, en un lugar nuevo y desconocido parece imposible. Es más fácil quedarse detenidos y dejar de correr riesgos.

Tenemos muchos recuerdos de aquellas oportunidades en que hicimos cambios y las cosas no resultaron tan bien. Tenernos recuerdos de habernos introducido en caminos que luego nos dieron miedo o que no nos gustaron porque las cosas no funcionaron. De acuerdo a estas experiencias parece mejor evitar los cambios muy bruscos o desconocidos. Por esta razón, los padres tratan de evitar que sus hijos tomen decisiones tan rápidamente. Lo común es que mientras más edad tengamos, más miedo se siente frente a los cambio.

El miedo a los cambios tiene raíces muy fuertes basadas en experiencias de niñez y también en experiencias de vidas pasadas. Miles de veces las cosas no funcionaron tan bien y miles de veces obtuvimos lo que llamamos malos resultados y miles de veces también alguien se encargó de decirnos que lo que hicimos no estuvo bien. Sin embargo, el deseo del cambio sigue dentro y sigue quemando. 

Cuando ahogamos el deseo de cambio nos ahogamos a nosotros mismos, sin ninguna excepción, morimos un poco. De un momento a otro vemos que la vida se nos ha ido y que no hemos tomado acción por el cambio y que hemos perdido mucho tiempo. Esto lo experimentamos como un  corto circuito dentro de nosotros.

Si quedarnos detenidos nos hace morir y si el cambio nos da miedo, ¿qué crees que es mejor?  La evolución es solo cambio, la existencia no es otra cosa que cambio. Tú puedes cambiar, aun sabiendo que el cambio puede no tener los resultados que deseas. El miedo que se siente es mejor que escoger morir un poco.  Al aceptar el cambio, aceptas la vida y mientras mas cambios mas vida tendrás. Somos creadores y no existe el mal cambio, solo existe la experiencia. El cambio puede llevarnos a una situación no deseada, pero ese no es problema de la naturaleza, ese es otro tema, que deja  en evidencia que aun no dominas el arte de manejar tu varita mágica.

Hemos venido aquí para practicar nuestra creatividad y tal como practicamos para aprender a andar en bicicleta, podemos practicar con nuestra varita mágica hasta comprender el juego. No llegaremos al cielo hasta que aprendamos el arte y no aprenderemos el arte tratando de escondernos del miedo a fallar. En este caso fallar es una experiencia  maravillosa que te acerca al momento en que domines tu mente. Mientras mas fallos, mas te acercas al éxito. Esta es una técnica bien comprendida por los emprendedores que celebran cada fallo y los provocan a propósito lo mas rápido posible para asegurarse la llegada al éxito lo mas pronto posible.

¿Te imaginas dejando este cuerpo físico dándote cuenta de que te has perdido la oportunidad de practicar? Te aseguro que querrás volver de inmediato, porque sabes que puedes hacerlo, sabes que viniste a eso, sabes que no existe otra posibilidad de elevar tu nivel de conciencia, porque sabes que de eso se trata la vida.
Sabes que tu anhelo de cambio es una verdad y sabes que lo estas posponiendo por miedo. Sabes que algún día su contenido explotará  a menos que voluntariamente  prefieras morir un poco para evitarlo y será la única manera de impedirlo. Por eso somos tantos los que vivimos tan faltos de vida y tan llenos de angustia. Porque la mayoría prefiere quedarse escondido en su lugar conocido. Pocos son los que se atreven y esos rebosan de vida, aunque las cosas no resulten a la primera, generalmente lo intentan nuevamente y hasta que lo logran. Cuando conocemos sus experiencias nos emocionamos.

El cambio y solo el cambio te llevará a lugares nuevos y el universo siempre te apoyará. El universo ama los cambios y mientras mas rápidos mejor, mas te apoyará. Mientras mas posponemos el cambio mas difícil se hará su realización, mas nubes habrán en nuestras cabezas, mas trabajo nos llevará despejar todo lo acumulado y mas energía se necesitará.

Todos los inconvenientes están en tu mente, en tus recuerdos, en lo que dice la sociedad, en tus experiencias y en el juicio de lo que llamas bueno o malo. Todos los inconvenientes son una cárcel de humo que puedes soplar para nunca mas te detengan. Si necesitas un cambio, respira profundo y toma energía, llena los pulmones de aire y tírate al vacio, el vacio te sostendrá. Te sentirás renovado y te sentirás capas de volver a saltar cuantas veces sea necesario. Nunca morirás, porque eres eterno.

Patricia Gonzalez.
Tu Coach para realizar los cambios que deseas:  patricia@yovivo.cl

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